Inmadurez Es Lo Que Se Le Ve; Caos Lo Que Lo Habita

Y por un segundo aceptó el demonio que vivía dentro suyo. Lo aceptó porque era la parte mas pura de su ser y porque se lo debía. Y aunque fuesen solo emociones fatuas basadas en mezclas neuroquímicas, Ezequiel se sintió real. Ezequiel, que trata de no secarse en la cordura. Ezequiel, que trata de no ahogarse en la demencia. Ezequiel que siempre se sintió un personaje mas en un gran ensemble cast. Ezequiel, que siempre sintió verguenza por su voracidad e inconciencia. Ezequiel, que siempre se creyó muy egoísta como para ser amado. Ezequiel, que temía tanto el rechazo como la ciega aceptación. Que quería ser parte del grupo pero nunca como los demás. Que quería ser un déspota y un salvador. Que cosechaba amores que no lo llenaban. Que a veces se sentía imbécil. Que a veces se sentía débil. Aunque fuese solo por ese instante, Ezequiel se sintió el protagonista de su propia vida. Y un enorme deseo de control, ansiedad, aventura, hambre, lujuria, fámina, limerencia, infatuación, incertidumbre, euforia ciega se deslizó bajo su piel. Que había que hacer no sabía. A donde ir ignoraba. Pero pensaba ofender la mayor cantidad de gente en el proceso. Y aunque nunca tuviese las bolas de lograrlo, la semilla crecía fuerte. Lejos de morir.