-Contame -me dijo tras el último sorbo de su té helado. Dejó el vaso vacío sobre la mesa y me clavó la mirada, queriendo sonsacarme la verdad.
Me negué muy secamente y le esquivé la mirada, fingiendo que me concentraba en verter el cuarto saquito de azúcar en la pava.
-¿No me contás porque no querés que sepa las respuestas o porque querés que siga preguntando?
Eso era gracioso. Estaba perceptiva. Atenta. Me sonreí.
Quise abrir el quinto saquito y sin querer lo hice explotar. Ahora le había llovido el azúcar en la cara. Smooth. Por suerte se rió y se pasó la servilleta por la nariz como si nada.
-Me tengo que ir ya. Pero después pretendo respuestas ¿eh? -declaró, levantándose de la silla y agarrando ese bolso horrible que insistía en llevar a todos lados.
Ella sabía que iba a ganar, y ese era el punto. Win-win. Pocas veces la vida te da oportunidades así.
Cuando se fue ni siquiera nos detuvimos a mirarnos porque ya se sabía que íbamos a tener esa conversación otra vez. Y otra. Y algún día ella me iba a llevar en ese bolso. Y algún día me iba a dejar de querer por todos los motivos equivocados y yo la odiaría por todos los motivos correctos. Motivos que inválidos eran ante la obsesión. Un perro faldero.
El té entonces estaba tan dulce que daba arcadas y el aire tan tenso que daban ganas de vivir más.
PARTE XVI - Amarillo
Heart-me furious. Shutmecontrol.
domingo, 13 de noviembre de 2011
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Esta entrada sabe demasiado.
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