Ella me miró con ojos curiosos mientras encendía su cigarrillo.
-Es catártico -continué, sin desviar la mirada de las baldozas de piedra-. Es como sacar la cabeza del agua... como empezar a vivir cuando ya estás viva.
-No es por eso -declaró con pura franqueza- no se trata de hacer algo indebido, se trata de la destrucción.
La miré con los ojos de quien no sabe de que habla y le dediqué mi mejor rostro de niña pequeña. A mi lado ella era sabia, lo sabía por su voz tranquila, pero hecha de confianza.
-Destrucción... - me repetí, soñadora.
-V8.
-¿Qué?
-Nada -rió y volvió a mirarme con esos ojos, que me rebajaban y me arropaban en una cuna.
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