No se puede frenar el viaje a los nuevos mundos. Mi propia mente, mi paranoia me envuelve. ¿Cómo pudiste despertarlo así? ¿Acaso no aclaré ya que no puedo cambiar por vos? ¿No te dije que no significás nada para mi?
Porque es verdad. El balance era tan delicado. Y ahora el mundo empezó a colapsar. Tal vez debería hacerlo. Podría darle el último empujón. Realizarme a mi mismo y destruir lo que queda con un solo corte metálico. Pero es que sos nada, es que carecés de significado.
Nada vale la pena y sin embargo me encuentro aplastando mi conciencia solo por la interminable búsqueda entre almas. Escribiendo textos que me asquean, hechos de la propia brea que compone la metamorfosis.
Y es que no se puede frenar.
Y él no piensa frenar.
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