Nunca tuve un sueño que haga perfecto sentido.
Pero nunca tuve un sueño que no significase nada.
Puede ser que por eso todavía esté paralizado desde hace veinte minutos, cuando mi psiquis me liberó al mundo exterior. Mi mente es mi lugar en el mundo y su misma deformidad, es la que me alimenta.
Esto está tan tan mal.
Estabamos en tu fiesta, tu casa. Pero si esta es tu forma de festejar tu cumpleaños, sugiero que te consigas una dosis de sentido común. Todos estaban ahí. Todos los que ocupan un lugar en mi espacio interior, aunque no los viese, lo sabía, sentía que estaban presentes, en el aire.
Soy una persona que sobre-usa la palabra Caos, casi con adoración. Nunca le doy a nadie una definición sobre lo que para mi abraza ese concepto. Pero si viesen lo que acabo de ver, tendrían a la palabra en su máxima expresión, plasmada y tallada en las paredes de su cerebro.
Cada habitación rebosaba de sentimiento, trance y verdad. Nadie mentía, y a nadie nada le importaba, porque en aquel momento, el tiempo no existe, y tampoco existe el pensar.
Y yo estaba despierto.
Todo lo que adoras, lo alabas hasta que le temes. Y yo le temía, yo lo pensaba, y para mí, el tiempo nos traería nuestro castigo.
Era una histora de dos mujeres, la de negro y la colorida. En mi retorcida fantasía, ambas me odiaban y ambas necesitaban mi ayuda. Pero yo era incapaz de hacer nada por ellas.
Pobre niña de color... la rechacé. No la ayudé. Me paralicé y no supe como hacerlo. Creo que la lancé directo al mal camino. A las fauces del ello y la furia de la marca negra. La perseguí mientras la dama de negro me rogó que me quedase con ella, la nube también la había afectado. Se arrastraba y se colgaba en su ropa interior como un animal débil. No pude obedecerle. No quería salvar a la otra mujer, pero si necesitaba verlo. Necesitaba saber hacia donde la había lanzado.
El patio fue mi respuesta. Esta imagen no tengo palabras para explicarla. Pero imaginen una realidad tapizada con sangre, adicciones sin cura, pasiones carnales y bebés. Una realidad, sin reglas, con la oscuridad humana flotando triunfante sobre todo lo demás. Un imperio de la noche.
Y sobre el techo, mirando desde su trono, ustedes, mis amigos, despreocupados. Ignorantes y demasiado sabios; Y ella, la reina, con su esencia en mano.
Pobre, pobre chica de color.
Era fascinantemente horroroso. Insoportable.
Volví a buscarte.
No solo no pude salvar a la colorida. Tampoco quería hacerlo.
Entré a la habitación y te encontré sobre la cama, tu ropa negra en contraste a las sábanas, sola en el sentido mas real. Te miré y supe que no había venido a sacarte de ahí. Sabía que no pretendía hacerte pensar, pues yo tampoco quería hacerlo. No fuí ahí a salvarte del cataclismo emocional. Fuí ahí a hacerte exclusiva. A que mi caos fuese solo tuyo y mío. A atar los hilos de tu alma a los míos. Tal vez no para siempre. Pero el futuro no existe.
Y quiero creer, que sos especial.
PARTE XVI - Amarillo
Heart-me furious. Shutmecontrol.
sábado, 3 de abril de 2010
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