Y entonces, el piso crujió. La solida plataforma que me contenía, todavía agrietada por mi impacto se requebrajó bajo mis pies. El suelo dio lugar a un vacío, y la oscuridad que envolvía este era una umbra aún mas absoluta.
Caí, y se me hizo muy largo.
Cada segundo lo vi como minutos. Mis pensamientos se atropellaban y me destrozaban.
Dicen que desear es peligroso. No es dificil entender por que. En cuanto uno pierde apego con esta realidad, se arriesga a la posibilidad, y al destino, el portador de la crueldad.
No conozco a nadie menos apegado a esta realidad que a mi mismo... los demas, tienen miedo, de desear, de soñar, de ser lastimados. Y su miedo es justificado. Cada vez que sentimos, que idealizamos, que añoramos, nos estamos arriesgando, estamos dejando un punto debil, para que el azar utilice a su ventaja.
Lo correcto es entonces el no desear. El no querer. El no pensar. El actuar basandose en lo que es visible y evidente. No esperar. No ser instintivo. Solo actuar por lo que ves.
Eso es mentira.
El que no sueña no vive. El que no aspira, nunca disfruta. Y mi dolor vale el tener una vida no insipida, aunque a veces el sabor de mi existencia, sea similar al de la yerba.
Me voltee en mi caída. Exponiendo mi cabeza hacia el fondo. Tal vez este impacto por fin me matase. Tal vez me despojase de todo lo que alguna vez se me cruzó.
En algun lugar. Alguien ríe. Estoy seguro. El ser humano encuentra comedia en la desgracia ajena. Es su naturaleza. O tal vez su corrupción. Basándose en esto, mi situación debe ser un chiste excepcional.
Nunca pienses que sos la persona mas desgraciada que hay. Si lo haces, el destino va a tener que abofetearte. Mostrarte como podrías sufrir, demostrarte la cruda realidad. Enseñarte a valorar lo que tenés. Imperiarte que te arrodilles ante su magnificencia y le supliques que termine con tu tormento.
Impacté el suelo. Liviano como una pluma. No hubo dolor en esta caída. Solo oscuridad. Infinita. Dominante.
Mire hacia la luz que provenía de la compuerta que se cerraba. Lo que restaba me miraba desde el mundo exterior, con ojos ausentes. Le deseé al Remnant buena suerte, y le pedi que me disculpase por ponerle las cosas tan dificiles.
El techo se cerró, y mis ojos se volvieron obsoletos. Aqui esperaría, hasta obtener la fuerza para trepar. Nadie me iba a sacar esta vez. Mi vida me esperaba, y tendría que llegar a ella por mi cuenta.
Si lo que no te mata te fortalece. Pronto podré desgarrar montañas con mis propias manos.
El reflejo de su antigua luz aparece frente a él y se desvanece lentamente.
"Perdon. Te amo. Pero te odio."
El maestro se retira a su sueño, con su demonio acobijándolo.
Regresará, de eso no tengan duda.
Pero por ahora.
Buenas noches.
PARTE XVI - Amarillo
Heart-me furious. Shutmecontrol.
lunes, 27 de abril de 2009
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